Yo no soy nada y del polvo nací,
pero tu me amas y has muerto por mí.
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
¡Tuyo soy, tuyo soy!.
Toma mis manos te pido,
toma mis labios te
amo, toma mi vida;
oh, Padre tuyo soy,
¡Tuyo soy!.
Cuando de rodillas te miro Jesús
veo tu grandeza y mi pequeñez
¿qué puedo darte yo? Sólo mi ser,
tuyo soy, tuyo soy