Corazón de niño
Qué te diera yo, Señor porque me dieras
un limpio corazón como de niño,
alegre y transparente como el agua,
sencillo y luminoso como un cirio.
Que yo tuviera un corazón de pobre,
de pobre de verdad sin ambiciones.
abierto sin remedio a la ternura,
rico sólo en amor e ilusiones.
Amén quisiera yo que te dijera
el corazón de niño que me dieras
y tanto el mismo amén lo transformara
que al asomarse a él a ti te vieran.
Disponible, cercano y sonriente
como una florecilla campesina
que se deja pisar y no devuelve
sino aroma de amor a quien la pisa.
Un corazón, Señor que adivinara
tu corazón presente en cada cosa
y en el frío y la noche te cantara
igual que por mi estrella y por mi rosa