Agua viva

 

En el río de la vida

por donde pasa tu agua

me pusiste, Señor,

como piedra sin talla

y en el roce continuo

me impregnaba tu gracia

e iba puliendo arenillas

que en tu esencia quedaban.

 

Y unas veces a golpes

y otras suave y serena

acariciando pasabas

y a fuerza de un roce y otro

la piedra madre asomaba

y dejaba transparente

lo que iba haciendo tu gracia,

lo puro, lo fuerte y grande

que dentro de mi llevaba  (bis)

La piedra ya no es la piedra,

ahora es lo que tú esperabas,

diluida está en tu agua,

agua viva que recorre

la senda por donde tú pasas.